Concluye agosto y vamos a terminar aquí este ciclo de música viajera. Para el final he dejado una propuesta muy especial: la Sinfonía Alpina de Richard Strauss. Lo que esta obra, música programática en estado puro, cuenta es una excursión de montaña. La subida a un pico de los Alpes situado en Baviera: ahí están el sol asomándose en el horizonte, el inicio de la subida, los diferentes paisajes que el compositor encuentra, algún momento de ascenso complicado, la llegada a la cima, la niebla que aparece de pronto, el descenso, la tormenta y finalmente la noche.
Strauss hace aquí un singular ejercicio de destreza orquestal para describir sus sensaciones de ese día de montaña. Cuando la estrenó, en 1915, el compositor tenía ya 51 años y se encontraba en plena madurez. Muchos críticos consideran que es su mejor trabajo en cuanto a música instrumental se refiere. La interpretación de la obra completa (se hace sin interrupción) dura por encima de los 50 minutos en la mayoría de los casos. Como suelo hacer muchas veces, les dejo un fragmento. Luego, si les gusta, encontrarán sin problema la pieza entera. Se trata de la escena de la tormenta.
La versión que les propongo es de Herbert von Karajan (a quien le cabe el honor de haber grabado el primer disco compacto comercial de la historia justo con esta obra), al frente de la Filarmónica de Berlín. Encontrarán a Karajan muy avejentado en este vídeo. No hay ya en su mirada el brillo y la determinación de las filmaciones de unos años antes. Más bien lo contrario: en esos ojos apenas vemos otra cosa que cansancio y quizá una cierta resignación ante la vejez y el dolor que le atenazaba la espalda.