El juego de las apuestas sobre el Nobel es realmente divertido, porque si se sigue con atención parece bastante evidente que los movimientos no responden a ningún otro criterio que no sea las preferencias de los apostantes. O las campañas que, según dicen algunos, se hacen incluso en ese ámbito para tratar de convencer a los miembros de la Academia sueca.
Hoy hace una semana me permitía hacer una quiniela y no la cambiaré al hilo de los nuevos favoritos de los apostantes. No lo haré porque sería oportunista y porque no me creo nada sobre esos movimientos. Pero sí quiero informarles de cómo se va moviendo ese capítulo líquido de los favoritos… para quien razonablemente no tiene dato alguno sobre los nombres que los académicos tienen sobra la mesa. Recordarán que hace unos años hubo un movimiento extraño en las casas de apuestas, y la figura ascendente fue justo el ganador del premio. Desde entonces, la Academia sueca parece impermeable y nunca quien figuraba como máximo favorito el día antes se ha llevado el galardón.
De ser así, Thiong’o no tiene ninguna posiblidad porque tras unos días en que ha dejado a Murakami el liderazgo de las apuestas ha vuelto al primer puesto. Ninguno de los dos ha cambiado su cotización comparándola con la del miércoles pasado. Suben en las preferencias de los apostantes Assia Djebar (ha pasado de 14/1 a 10/1), Joyce Carol Oates (de 16/1 a 12/1), Milan Kundera (de 25/1 a 16/1) y Ko Un (de 33/1 a 25/1).
Por el contrario, pierden posiciones Ismail Kadaré, que ha pasado de cotizar 10/1 a literalmente desaparecer de la lista, Svetlana Alexievich (cae de 6/1 a 10/1), Adonis (de 10/1 a 16/1), Philip Roth y Peter Handke (de 12/1 a 16/1) y Peter Nadas (de 14/1 a 20/1). Son los movimientos más llamativos en cuanto a cifras, pero me parece que lo más significativo es que si hace una semana solo había una mujer en los cinco primeros puestos (Alexievich, en tercer lugar tras Thiong’o y Murakami), ahora están Djebar en el tercero, la citada Alexievich en el cuarto y Joyce Carol Oates en el quinto.
Mañana, a la una en punto, Peter Englund nos sará la solución.