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César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: 'Temblad villanos' de Luis Manuel Ruiz

Después de cuatro años sin publicar ninguna novela (desde Tormenta sobre Alejandría, con el personaje de Hipatia como secundario de lujo), el escritor sevillano Luis Manuel Ruiz ha lanzado al mercados dos en apenas unos meses. De la primera de ellas (El hombre sin rostro) ya hablamos en esta misma sección. La segunda, Temblad villanos (Premio Málaga de Novela), se adentra en un territorio que hasta hace bien poco era ajeno a la literatura de su autor.

El planteamiento es sencillo: una inspectora de Policía llega a Sevilla para huir de un matrimonio calamitoso. Lleva consigo a su madre y a su hijo de cuatro años. En su primer día de trabajo deberá ponerse con la investigación de un crimen. Hasta ahí, nada que salga de los esquemas de una novela policial al uso. Es el conjunto de personajes y situaciones lo que diferencia Temblad villanos de otros títulos. Porque el hijo de la policía hace análisis psicoanalíticos de los cuentos infantiles que le leen. Él mismo devora libros, ya sean novelas o manuales de Física. El jefe de la inspectora es un viejo comisario que se pasa el tiempo en su despacho tocando un teclado electrónico, y un colaborador que ella se agencia es un superhéroe que no conoce el significado del concepto lavar la ropa. Además, hay un gitano que no sabe leer pero está montando en su casa un acelerador de partículas y otros personajes igual de convencionales.
Como quiera que, además, el crimen debe resolverse siguiendo la pista de algunos personajes de cómic, el cóctel está completo: hay humor –sobre todo, en las descripciones de personajes–, misterio, una Sevilla cutre a más no poder como escenario de la acción, un surrealismo que asalta al lector cuando menos lo espera y la presencia continua de una tele que parece capaz de sintonizar solo los programas de Jorge Javier Vázquez, con su corte de los milagros.
Es muy probable que los lectores de las anteriores novelas de Luis Manuel Ruiz (salvo El hombre sin rostro) se sorprendan ante un texto que no tiene enigmas históricos ni grandes claves culturales. Pero es también probable que este libro ingenioso y gamberro les guste.

(Publicado en elcorreo.com)