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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: obertura de 'Ruslan y Ludmila' de Glinka

¿Cuántos aficionados a la música serían capaces de decir el nombre de un compositor ruso anterior al siglo XIX? Imagino que pocos. Y si además se pregunta por si han escuchado alguna obra, estoy seguro de que las respuestas afirmativas serían poquísimas. Desde luego, no es mi caso.

Hasta el siglo XIX, Rusia importó músicos como importaba arquitectos. Recuerden que la ciudad de San Petersburgo fue literalmente encargada a un grupo de arquitectos italianos y de ahí ese aspecto barroco de sus calles y esos palacios pintados en colores suaves. Es como si fuera Venecia, pero con canales más anchos y un clima mucho más duro.

Es Glinka el primer compositor ruso conocido fuera de las fronteras de su país. Y en su biografía hay una curiosidad notable: una estancia en Burgos que le sirvió para conocer bien el folclore español e introducirlo en un puñado de sus obras. No solo estuvo en la capital castellana: realizó varios viajes a España y se enamoró de la jota hasta el punto de escribir una de las más célebres y desde luego una de las pocas que se interpretan en sala de concierto. Pero lo que les propongo este fin de semana es una obra mucho más rusa. El tiempo es malo y estamos de Carnaval, así que una dosis de ritmo frenético y melodías inolvidables no vendrá mal a nadie. Se trata de la obertura de Ruslan y Ludmila, una ópera con libreto de Puschkin, nada menos. Disfruten.