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César Coca

Divergencias

El éxito (editorial) de Belén Esteban

Desde hace unos días, mucha gente se lamenta en las redes sociales del éxito del libro en el que Belén Esteban cuenta su vida. Me resisto a decir el libro de Belén Esteban, porque para poder ponerlo en los escaparates ha sido precisa la colaboración de un negro. Por cierto, espero que le hayan pagado bien.
El grito en las redes sociales viene a decir algo así como “qué vergüenza que tenga éxito” o “este es el país que tenemos, uno en el que triunfa un libro de Belén Esteban”. O son quejas por las sucesivas ediciones que ya se han agotado o están en vías de ello.
Algunas observaciones: no se fíen ustedes de eso de ‘segunda edición’ o ‘tercera edición’. No significa nada. Una edición puede constar de 100.000 ejemplares (o incluso más) o de mil (o incluso menos). Así que anunciar que un libro va por la segunda o tercera edición no aporta información alguna. De hecho, no me suena haberlo visto en las listas de libros más vendidos. Pero puede que el despistado sea yo.
Así que, por ese lado, nada de nada. Vayamos por otros. ¿Quita Belén Esteban lectores a otros autores? Creo que no. ¿O ustedes piensan que alguien que habitualmente tiene en sus manos textos de Joyce, Faulkner, Woolf, Lessing, Ishiguro o Pamuk, por poner solo algunos ejemplos –lejanos, para que nadie se enfade– va a lanzarse sin freno sobre el relato de la vida de esta insigne estrella televisiva? Otra cosa es que su peripecia vital, contada por alguien con oficio y mucho sentido del humor no tuviera un pasar. Por eso digo que creo que no quita un lector a la literatura propiamente dicha. Quienes leen este libro buscan otra cosa.
¿Y las largas colas para la firma de ejemplares? Pues tampoco suponen nada. Muchas de esas personas quieren comprobar que Belén Esteban existe y no es solamente un teleñeco o un holograma. Quieren verla en carne mortal, para luego comentar a sus amistades si se le notan las operaciones y si es capaz de pronunciar una frase sin gritar ni soltar alguna vulgaridad de las suyas. De esas que tan rentables le salen delante de una cámara. Y nada más.
Lo dicho. Belén Esteban no hace daño a la literatura, como las hamburgueserías que producen comida basura no causan perjuicio alguno a la alta cocina. No se alarmen, por favor.