Para este fin de semana especialmente largo en Euskadi, les propongo una pieza de un compositor del último barroco: Giuseppe Tartini. Se da la circunstancia de que está de moda por razones extramusicales. Ernesto Pérez Zúñiga ha publicado hace bien poco una novela titulada La fuga del maestro Tartini que tiene al músico como protagonista. No la he leído, así que no puedo juzgar, pero ha ganado el premio Torrente Ballester, lo que me parece un magnífico aval.
A lo que iba. Tartini muere en 1770, apenas un mes antes del nacimiento de Beethoven y cuando Mozart ya es un adolescente que compone piezas primorosas. Por eso su música, sobre todo la de la última etapa, aún estando dentro del barroco, tiene un toque que la hace distinta, que la aproxima hacia el clasicismo que encarnan Haydn y Mozart.
Tartini fue perseguido por amor. Tuvo que esperar a la muerte de su padre para casarse (desaprobaba el matrimonio por ser ella de clase social baja) y como la mujer era la favorita de un cardenal, este llegó a acusarlo incluso de raptarla. Una historia que desde luego da para una novela. La pieza que les dejo es la sonata El trino del diablo. Muy hermosa, como comprobarán.
La versión es de Anne-Sophie Mutter, acompañada al piano por Lambert Orkis. Palabras mayores.