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César Coca

Divergencias

El fin del 'Bono cultura', primer error del departamento de Educación y Cultura del GV

Me dirán que llego tarde y con razón, aunque en mi descargo tengo que el nuevo Papa me ha dado mucho trabajo. Pero no quiero dejar pasar la oportunidad de dar mi opinión sobre el anunciado final del Bono cultura con el que el Gobierno vasco ha animado el consumo de libros, discos, espectáculos y visitas a museos en los últimos años coincidiendo con la Navidad, al tiempo que inyectaba un poco de vida a un más que alicaído pequeño comercio. El gasto de la Administración autonómica en la última campaña por este concepto fue de 600.000 euros.
Quizá alguno de ustedes recuerde que comenté en este mismo blog el pasado diciembre que tenía la impresión de que el nuevo Gobierno no tendría más remedio que mantener la medida dada su popularidad. Ya saben que los bonos solían agotarse en unas pocas horas, como mucho unos días, lo que revela que a los consumidores de cultura les gustaba la medida. No cabe duda de que a los propietarios de librerías y tiendas de productos audiovisuales y a los promotores de espectáculos también les venía de perlas.
Pero estamos en tiempo de recortes y el Bono cultura ha pasado a mejor vida. Se trata de una medida coyuntural, lo que hace más sencillo adoptar una decisión de esa naturaleza. Conviene no olvidar, no obstante, que el Departamento de Educación y Cultura es de los pocos que, en el proyecto presupuestario, ha visto cómo su gasto total sube ligeramente. En la mayoría de los departamentos, la reducción de su capacidad de gasto es muy notable.
Dicho todo eso, me parece un error. No diré un gran error porque hablamos de poco dinero. Por tanto, un error más en el terreno de lo simbólico. El próximo diciembre, las ventas se resentirán algo, y con ello, el sector en su totalidad. Nada dramático, seguramente. Una gota de agua más en el aguacero que sufre el sector.
Me parece un error porque, al margen de que Hacienda recuperaba una parte no desdeñable de esa suma vía impuestos, se estimulaba el consumo de cultura, que es algo imprescindible en la vida de una sociedad. Por favor, no me digan que quien quiera cultura que se la pague, porque la respuesta es demasiado fácil: quien quiera fútbol que se lo pague, quien desee un estadio nuevo, ídem, etc. Y por la misma vía, quien desee una sofisticada atención sanitaria, o una educación que vaya más allá de la Secundaria, etc. No terminaríamos porque todo forma parte de lo mismo: el Estado del Bienestar.
Me equivoqué al pensar que el Bono cultura no iba a desaparecer. Y lo siento. Pero siento aún más haber acertado cuando dije que siempre que se fusiona el Departamento de Cultura con otro (en este caso, Educación) quien pierde es la cultura. Aquí tienen una pequeña prueba. Prepárense para lo que está por venir.