Primera novela de un economista que ha desarrollado toda su carrera profesional como editor de prensa. Algo que conviene explicar de antemano para que se entienda mejor por qué en este su primer libro se ha encaminado por el thriller y ha escogido como protagonistas al inevitable policía y a una periodista que trabaja en un medio que sufre el duro impacto de la crisis y cuyos rectores se debaten sobre el modelo informativo a seguir en estos tiempos de internet y redes sociales.
El arranque es de los que cortan la respiración: el dueño de una agencia de publicidad y comunicación se entera de que su esposa y socia de la empresa al 50% le es infiel apenas un par de horas antes de firmar la venta de la compañía a una multinacional americana. Mientras medita qué hacer, alguien le roba el maletín con las fotos que prueban la infidelidad y que le ha proporcionado un detective privado. Al día siguiente, aparece asesinado el redactor-jefe de Economía de un diario de su ciudad, Barcelona, con quien habían quedado su esposa y él para contarle los entresijos de la operación de venta de la firma.
La investigación del crimen correrá a cargo de un policía y una redactora de Sucesos -compañera del periodista muerto, aunque tenía muy poco trato con él-, con la que no hace demasiado tiempo tuvo una relación sentimental. Y el ambiente en el que transcurre la acción es el de una Policía muy presionada por la relevancia social del asesinado y el peso en la opinión pública del grupo informativo para el que trabajaba, unos medios más preocupados por su propia supervivencia que por indagar acerca de temas de verdadero interés, el desvío de los lectores potenciales hacia redes sociales donde las noticias que circulan carecen muchas veces de las necesarias garantías en cuanto a credibilidad, etc.
Dotada de un ritmo muy cinematográfico, Tienes que contarlo está además plagada de guiños al lector, sobre todo a quienes viven o conocen bien Barcelona. Hay bares, restaurantes y tiendas completamente reconocibles, e incluso algunos personajes lo son. Como el responsable de un gran grupo de comunicación que ha alquilado su despacho a su propia empresa para poder así fumar en él. O como algunos medios de comunicación de la derecha más extrema, que aquí aparecen como Extraeconomía y Alarma digital. Son motivos para la sonrisa en un libro muy actual por varios motivos y que no decepcionará a los amantes del thriller.
(Publicado en elcorreo.com)