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César Coca

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La cultura: ¿cuestión de calidad o de cantidad?

Las candidaturas y los premios de los Goya han vuelto a poner de actualidad un debate eterno en el mundo de la cultura y el espectáculo: el de la calidad y la cantidad. Se ha hablado mucho de que a Santiago Segura no le han dado ni una mísera candidatura (no ya un premio) y él montó su monólogo de la gala en torno a eso.

Para muchos, el argumento es muy claro: Segura -que es un tipo listísimo- hace una película brutalmente comercial, sin concesión alguna al cine de calidad, y tiene un enorme éxito de público. No puede pretender que además se le premie como si hubiera rodado una nueva versión de Ciudadano Kane. El argumento tiene algunos puntos débiles, pero no es fácil de rebatir. Y lo he oído también en el ámbito de la literatura (Dan Brown vende la tira, pero no puede aspirar a ganar el Nobel, se dice), la música, la pintura, etc.

Y es cierto. Es legítimo optar por lo comercial, a veces hasta extremos llamativos, pero entonces no se puede reclamar un hueco en aquellos ámbitos que lo que priman es la calidad. De ahí que no haya contradicción entre que la película más taquillera del año no tenga ningún Goya y en cambio lo gane un documental que han visto poco más de mil personas. Es lo que sucede también con la literatura: Thomas Tranströmer, el ganador del último Nobel, ha vendido apenas unas decenas de miles de ejemplares a lo largo de toda su carrera…

Hay ocasiones en las que se conjugan la calidad más exquisita y el éxito comercial. Pocas. En esas ocasiones no hay ningún problema para que esos creadores que se han hecho ricos, o casi, aspiren además a ganar premios a la calidad. Pero el debate en el resto de los casos es falso. Si nos guiamos solo por las preferencias del público, deberíamos eliminar los jurados de los premios: que se otorguen a los filmes más taquilleros, los libros más vendidos o las canciones más escuchadas en la radio. Claro que luego nadie debería echarse las manos a la cabeza si la alta cultura, o al menos la de calidad, sufre todavía más y se convierte en aún más minoritaria.