Como saben, una práctica habitual en la historia del cine ha sido la de utilizar música clásica ya existente como banda sonora. A veces también se ha hecho con el pop, con una justificación más o menos oportuna, como por ejemplo que se trata de las canciones que se escuchaban en la época en que está ambientada la película. Pero en este post quiero centrarme en el uso de la clásica y en un ejemplo concreto.
¿Tiene sentido utilizar a Brahms, Chaikovksi, Mozart, Rachmaninov o Beethoven, por citar solo cinco nombres, para subrayar la intensidad de las escenas? ¿Por qué no crear una partitura especial? En principio parece que una música escrita pensando en la película, en sus escenas, sus momentos de tensión y sus instantes de dolor o felicidad, debería ser más sugerente. Pero luego hay ejemplos de uso de música clásica en los que la pieza está tan bien elegida y refuerza tanto lo que se proyecta en la pantalla que parece imposible crear una obra que cumpliera mejor esas funciones. Estoy pensando en Breve encuentro y el Concierto Nº 2 de Rachmaninov, o en los dos Strauss (Richard y Johann hijo) en 2001, una odisea del espacio.
Y pienso también en Manhattan y la Rapsodia in blue de Gershwin. Ese filme, quizá el mejor de Woody Allen (filmado en blanco y negro por Gordon Willis), es una declaración de amor a su ciudad y tiene planos que forman parte de la iconografía del pasado siglo. Toda la música es de Gershwin, pero la Rapsodia cobra un protagonismo enorme. La partitura, a su vez, es un retrato de la ciudad, con su ruido de sirenas y el eco de las conversaciones bajo la ventana del compositor.
¿Sería igual la película sin esa música? Seguro que no. Es más, me atrevo a decir que por buena que fuera la que podía haberse escrito con el guión delante, Manhattan habría perdido valor. A las pruebas me remito: ¿qué recuerdan de la película? Seguro que lo primero que ha venido a su memoria es la escena de Woody Allen y Diane Keaton junto al puente… y la música. Es como si película y partitura hubiesen sido concebidas de forma conjunta. Ese es el gran mérito de Woody Allen.