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César Coca

Divergencias

Ningún fin de semana sin música

Por razones que ya conocen los lectores habituales de este blog, he tenido una semana teñida de nostalgia. No quiero insistir en ello en el texto de este post, pero sí deseo aprovechar mi dosis de música de muchos fines de semana para proponerles un fragmento que creo que figura entre lo que más he escuchado a lo largo de mi vida. Lo mismo en días negros en los que me sumergía aún más en la negrura que en momentos felices en los que apreciaba incluso mejor el enorme dolor contenido en sus notas.

Se trata del último movimiento de la Sinfonía Nº 6 de Chaikovski Patética. He elegido la versión más lenta que se ha grabado. Más de 17 minutos, cuando normalmente apenas pasa de 9, y aquí entran Mravinski, Karajan, Gergiev y otros muchos. Y, sin embargo, qué intensidad más extraordinaria en esos 17 minutos. Es casi milagroso cómo Bernstein consigue ese dramatismo con una música que parece flotar en el aire y casi detenerse por momentos. Les aseguro (si no lo conocen) que no han escuchado muchas piezas así, con esa mezcla de dolor y resignación.

(Por las limitaciones del sistema de vídeos, se lo dejo en dos tomas)


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