Hay trabajos periodísticos que son un verdadero placer -o, quizá mejor, un privilegio- para quien los hace. Tengo la suerte de que me toquen algunos de esos.
Hace unos meses, José Luis Nocito me propuso la idea de plantear a un grupo de personalidades de ámbitos diversos (la política, la cultura, la ciencia, el espectáculo…) y de edad avanzada unas entrevistas reposadas, sin tiempo tasado, para hablar de todo. De lo divino y lo humano, de su biografía y la actualidad, sus sueños y sus frustraciones. Debo agradecerle la idea y las magníficas fotos que está haciendo a esos personajes.
Esa serie, que titulamos Toda una vida, nos ha dado la oportunidad de charlar durante horas (sí, durante horas) con personas que tienen tanto que decir que da pena acabar las entrevistas primero y más tarde tener que sintetizar lo que nos han dicho para adaptarlo a unas dimensiones que aunque generosas no pueden acoger la conversación en su literalidad, ni mucho menos.
Comenzamos en septiembre con Mercedes Salisachs, y seguimos con Santiago Carrillo y José Luis Sampedro. El pasado 29 de octubre pasamos una tarde con la escritora Ana María Matute, en su casa de Barcelona. “Si le dan el Cervantes, le llamo para hacerle unas cuantas preguntas más”, le dije al despedirnos. Aseguraba que no se lo iban a dar, pero creo que en su fuero interno estaba convencida de que esta vez sí iba a ser la definitiva. En el mundo literario había algo parecido a un clamor pidiendo para el premio para la escritora. Si yo lo sabía, ella tenía que estar mucho más al tanto aún.
La entrevista saldrá mañana en las páginas de El Correo y de todos los diarios regionales del grupo. Tal y como quedamos, tras conocerse que esta vez el jurado del Cervantes había saldado su deuda, le hice unas preguntas por teléfono y me comentó su estado de felicidad, pese a sus achaques. Hay en sus respuestas un sabio distanciamiento respecto de algunos episodios poco felices de su vida y una ausencia absoluta de rencor hacia todos aquellos que le han hecho daño.
La conversación fue una experiencia que resultará difícil de olvidar para José Luis y para mí. Nos daríamos por satisfechos si en la entrevista queda reflejada al menos una parte de la sabiduría y la dignidad de la escritora que desde esta semana honra el palmarés del Cervantes.
(La foto que ilustra este post es de José Luis Nocito y corresponde a esa entrevista que aparecerá mañana)