Estoy no sé si decir preocupado o debo ser más tajante y escribir aterrorizado. Hoy ha muerto Antonio Puerta y me temo que eso significa que las cadenas de TV (algunas, al menos) nos van a dar unos cuantos monográficos del caso Neira-Puerta. Veremos de nuevo a Violeta Santander, la tercera protagonista del fatal encuentro del hotel de Majadahonda, decir tonterías con tono airado a cien euros la palabra. Que es más que lo que cobraba Hemingway por sus crónicas de guerra. En algún lugar he leído que en sus mejores años llegó a cobrar cinco dólares por palabra. Una miseria comparado con lo que le van a pagar a esta señorita. Su caché se va a poner, al menos durante unos días, al nivel del de Belén Esteban, que está mucho más alto que el de Vargas Llosa, como seguro que ustedes saben.
Hoy, solo la salida de los mineros chilenos de su agujero ha oscurecido la noticia de la muerte de Puerta. Dos culebrones, pero uno con héroes de verdad y el otro con un héroe que se cansó de su papel y dos personas de las que preferiría no haber tenido noticia nunca. De una de ellas no hablaré mal porque ya ha muerto. A la otra simplemente prefiero ignorarla.
P. S. Manolo Moreno, compañero de tantos años en la Redacción de El Correo, presenta dentro de un rato en el Elkartegi de Durango su novela Trece de octubre, que aún no he leído, así que no puedo adelantarles nada de su contenido. Pertenezco a una generación que, sin hacer ascos a las nuevas tecnologías, tiene sacralizado el libro impreso y admira a cualquier persona que escriba uno. Enhorabuena, compañero.
Actualización del post. Acabo de llegar de la presentación del libro, a la que han asistido bastante más de cien personas. Es decir, muchas más de las que habitualmente van en Bilbao a un acontecimiento así. Primer éxito de Manolo. Que siga así.