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César Coca

Divergencias

Los festivales musicales de verano


Los festivales musicales de verano más importantes han empezado o están a punto de hacerlo. La lista es muy larga pues los hay a un lado y a otro del océano: de Salzburgo a Tanglewood, de Aldeburgh a Santander, de Perelada a San Sebastián.

A los puristas no les gustan los festivales. Programaciones convencionales, los mismos artistas en muchos de ellos, público muy turistizado en la mayoría. Todo eso es cierto. Pero no comparto esa aversión. Los festivales son una espléndida manera de dar un sentido cultural a una época del año que estaría desierta si no fuera por ellos. ¿Y qué daño hace una cierta dosis de glamour e incluso de populismo a unas disciplinas artísticas que a lo largo de la temporada tienen ciertas dificultades para llegar a un público masivo?

Eso sin contar con que algunos de esos festivales ofrecen experiencias difíciles de hallar fuera de ese contexto: escuchar un concierto en la profundidad de un bosque, el patio de armas de un castillo, un viejo granero adaptado como auditorio o una sala excavada en la roca no es habitual. Esos escenarios atípicos añaden ingredientes a lo que puede ser una muy satisfactoria experiencia musical. Así que no entiendo a los puristas.