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César Coca

Divergencias

Soy viajero, no cliente

“Se advierte a los señores clientes de que es peligroso cruzar las vías. Utilicen los pasos subterráneos”. Lo he visto días atrás en una estación de ferrocarril. Hasta hace un tiempo, no mucho, se advertía a los señores viajeros del peligro de cruzar las vías. Ahora, se ha sustituido el bello término de viajero, que tanto evoca, por el mucho más comercial, neutro y manido de cliente.

Ya sé que esto es un invento de los nuevos genios del marketing. Pues bien, genios del marketing: vivís en el error. Seguid así y terminaremos usando unas pocas palabras para nombrar el mundo. Según vuestro criterio, cualquier persona que se relaciona con otra a través de una transacción comercial es un cliente. Ya no hay viajeros, ni usuarios, ni lectores… ni pacientes. Ya he oído en una clínica llamar cliente a una persona que ingresaba para una intervención quirúrgica.

Me niego a llamar cliente al viajero. Y me niego a que me llamen cliente cuando me relaciono con una compañía aérea o ferroviaria. Es más, deberíamos rebelarnos todos y no admitir ese trato. Soy cliente de un supermercado o una tienda de ropa. No lo soy en un avión o un tren, ni cuando compro un periódico (soy lector, o suscriptor) ni por supuesto cuando voy al médico.