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César Coca

Divergencias

El comandante no tiene quien le apoye

La última voz crítica ha sido la de Silvio Rodríguez. Pablo Milanés ya hizo comentarios similares hace cosa de un año, y la intelectualidad occidental se ha alejado, parece que definitivamente, del régimen cubano. Muchos no lo han criticado de forma directa, pero hace tiempo que no hacen ningún comentario favorable. Es un síntoma de que algo está pasando.

Han transcurrido muchos años desde el fervor inicial, desde el mito de la revolución de los barbudos que encandiló a muchos y no solo entre la izquierda. Ya antes del caso Padilla algunos escritores y artistas habían comenzado a distanciarse, pero la farsa de aquella autoinculpación en un lejano 1971 fue el principio del fin. Ahora, más de medio siglo después de la entrada de Fidel en La Habana, el comandante contempla los restos de su Revolución enfermo y sin duda desorientado, y su hermano Raúl, cuya llegada a lo más alto suscitó alguna esperanza, parece incapaz de llevar a buen puerto cualquier reforma, por mínima que sea. Cuba ha dejado de ser la utopía hecha realidad a ritmo de salsa y bajo el sol del Caribe. A los intelectuales ya no les quedan paraísos en la Tierra para recomendar y el comandante no tiene quien le apoye. Nadie debería alegrarse por ello.