Estimado compañero:
Esta semana te he oído utilizar de forma reiterada el verbo lobear para referirte a la actividad de la delegación española en Copenhague en los días previos a la decisión sobre la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Una vez incluso dijiste que no sabías si estaba admitido por la Real Academia.
Pues bien, me parece que cuando se tiene un programa de la audiencia del tuyo hay que ser un poco más cuidadoso con el idioma. Que es una cosa viva, que cada día genera términos nuevos, cierto es. Pero hay que vigilar que esos términos sean necesarios, tengan sentido y no suenen horriblemente mal, como es el caso. Por cierto, lobear existe. Y también habría sido conveniente que lo comprobaras antes de utilizarlo. Las acepciones del verbo, sin embargo, distan mucho de la que tú te has inventado o has difundido y están relacionadas con los lobos, marinos o no. ¿Tanto te costaba decir que la delegación española en Copenhague estaba “haciendo lobby”? O, mejor incluso, “tratando de captar votos”. Suena mejor, infinitamente mejor, que decir que estaba “lobeando”. Y cualquiera de las dos es correcta.
Espero que no te moleste esta aclaración. Recibe un atento saludo.