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César Coca

Divergencias

Una estupidez sobre el bono cultural

Como habrán leído estos días, el Gobierno vasco prepara un bono cultural: básicamente consiste en que se adquiere un bono por el que se pagan 25 euros y da derecho a comprar libros, discos, entradas de cine, para conciertos, museos, etc. por un importe de 40 euros. La medida no es nueva, y me parece que es en Andalucía donde primero se puso en marcha (con algunas características diferentes), dentro de España.

Se trata de una iniciativa que puede gustar más o menos y que puede ser criticada en algunos de sus aspectos. En EL CORREO, Enrique Portocarrero ha puesto de relieve algunos problemas, no menores, que a su juicio tiene ese sistema de promoción del consumo cultural.

Lo que me parece que no puede decirse es lo que he leído uno de estos días a un veterano columnista, famoso por mostrar la verdad desnuda: venía a plantear que por qué un bono para consumir cultura y no para pagar la luz o hacer la compra en el mercado, con tanta gente como pasa necesidad.

Llevado al extremo ese argumento, ¿por qué hay que conceder financiación pública a orquestas, museos y teatros si hay gente que llega con lo justo -o no llega- a fin de mes? Con ese planteamiento, no habría un euro público para cultura mientras hubiera un solo necesitado en el mundo. Es decir, que se acabó la cultura. O se acabó la cultura para las clases bajas y medias-bajas, porque los ricos seguirían teniendo acceso a ella. Sin olvidar que la cultura también crea empleo y por tanto ese incentivo del consumo tendrá incidencia en el sector.

Iba a decir que esa opinión era demagogia de la peor especie. Pero no. No me parece que sea así. Creo que es algo distinto. Es, sencillamente, una estupidez. Y una estupidez no deja de serlo por mucho que sea enunciada con solemnidad.