Mañana es 4 de julio, aniversario de la Independencia de EE UU y gran fiesta en aquel país. Pertenezco al amplio grupo de críticos con muchos aspectos de la política estadounidense pero desde luego no al de quienes reducen el valor de su aportación cultural, que me parece sencillamente gigantesca, sobre todo a partir de comienzos del siglo XX. Así que creo que esta disculpa del 4 de julio puede ser buena para escuchar algo de música estadounidense y para leer algún libro de autor de aquel país.
¿Libro? Ya saben de mi predilección por Philip Roth, así que creo que no estaría nada mal revisar algo de este autor, o bien leer Indignación, su último título traducido al español. ¿Música? Para mí, el autor estadounidense por excelencia es Gershwin. Y su Rhapsody in blue es ya una pieza vinculada de manera ineludible a Nueva York, gracias en parte a la ayuda de Woody Allen. Les dejo con esa pieza interpretada por otro gigante de la cultura estadounidense: Leonard Bernstein. Y no puedo evitar añadirles la escena inicial de Manhattan, un canto de amor a la ciudad y de paso a la música de Gershwin.