“Los buenos museos son, como los buenos mayordomos, invisibles. Existen sólo para dar relieve, presencia y atractivo a lo que exhiben, no para exhibirse a sí mismos”. Lo escribe hoy Mario Vargas Llosa en un artículo en El País. En el mismo periódico, en una entrevista con el arquitecto Peter Zumthor, último ganador del premio Pritzker, leemos una opinión rotunda: “La arquitectura actual tiene demasiada teoría y demasiado espectáculo”.
En ninguno de ambos textos se cita el Guggenheim de Bilbao, pero no parece quedar duda de que ni a Vargas Llosa ni a Zumthor les gusta, dado que defienden una arquitectura muy distinta. Me pregunto si, como pasa con las modas, el ciclo de los edificios-espectáculo está terminando y lo que veremos en los próximos veinte años será otra cosa. Si es así, mal asunto. Sólo nos faltaba que, en plena crisis, ni siquiera el Guggenheim tenga capacidad para atraer turistas.