El Guggenheim cerró el año con casi un millón de visitantes. La cifra es buena pese al ligero descenso. Y en el ejercicio en que empezó la crisis, mejor aún. Pero ese dato global contiene uno parcial que no es tan positivo: en 2008 cayó el porcentaje de visitantes extranjeros y del resto de España. El aumento de los vascos, sobre todo vizcaínos, fue lo que hizo que el recorte en la cifra total fuera pequeño. Tiene su trascendencia, desde luego, entre otras cosas porque afecta al retorno económico, ese dato del que siempre se han sentido orgullosos los rectores del museo, y con razón. Cuantos menos visitantes de fuera y más de aquí, aunque la suma sea similar, menos retorno. Por eso, atención a ese dato.