Leído en el prólogo de Contra la desnudez, un brillante, divertido y provocador ensayo de Oscar Tusquets Blanca : el aparente masculino del plural todos, algunos, españoles o catalanes no es tal, sino un neutro que comparte género gramatical con el masculino. El sexo femenino es el único que dispone de un género gramatical exclusivo. «La cursilada que nos invade –explica, en referencia directa al todos y todas, vascos y vascas– sería, pues, producto de una confusión entre género y sexo». Hasta aquí nada que no se sepa.
Lo llamativo viene luego, cuando el autor del ensayo anuncia: «Agotado ante tanta corrección política e incorreción lingüística, he decidido no votar a ningún político que diga ciudadanos y ciudadanas». Imposible decirlo mejor con menos palabras. Empezamos a ser muchos los que estamos hartos de tanta incorreción e hipocresía. Comienzo a sospechar también que quienes utilizan masivamente el ciudadanos y ciudadanas lo único que pretenden es revestirse con un falso manto de progresismo y defensa de la igualdad de la mujer para luego no hacer nada efectivo que refuerce esa igualdad. Como usan el todos y todas, quedan exentos de la acción real. Y encima los demás somos unos carcas o unos machistas…