Hoy vamos a hablar de dos discos grandes, muy grandes, con una trascendencia histórica que los ha agrandado aún más. Pero el agrandamiento definitivo hasta los límites de su elasticidad se lo va a dar la industria, en ese esfuerzo constante por diseñar estrategias que le permitan vender algo más, es decir, algo: ya se sabe que las personas de cierta edad son quienes más discos compran, así que las versiones de lujo de álbumes legendarios son un producto que suele tener buena salida. No se podía desperdiciar esta oportunidad, porque uno de los discos cumple 35 años y el otro, 45.
Pero me parece a mí que a lo mejor se les ha ido un poco la mano. La edición especial del Never Mind The Bollocks de Sex Pistols, que originalmente duraba 38 minutillos, se alargará hasta tres cedés y un deuvedé: contendrá una versión remasterizada del álbum (a partir de las cintas originales, milagrosamente redescubiertas en enero) que se engordará con maquetas, directos y demás fruslerías, más una réplica del sencillo de God Save The Queen, pegatinas, fotos e incluso una copia de la letra manuscrita del susodicho God Save The Queen. Es el punk reciclado como tentación consumista. Claro que más alucinante es lo de The Velvet Underground & Nico, el disco del plátano, cuyos 48 minutos se transforman en una caja de… ¡seis cedés! Versiones en mono y en estéreo, una sesión de estudio de 1966, grabaciones realizadas en la Factory de Andy Warhol, un directo en Ohio e incluso, vaya cosa más rara, el debut en solitario de Nico, Chelsea Girl, en el que los chicos de la Velvet la arropaban como banda y como autores de varios temas. Por lo menos, este alucinante gigantismo comercial me va a permitir colar una de mis canciones favoritas, These Days, esta joya de Nico compuesta por Jackson Browne. Aparece en ese álbum, pero, que yo sepa, en ella la Velvet no tuvieron nada que ver, porque la guitarrita la toca el propio Browne.