¿Harto de pijamas calentitos, de libros que nunca leerás, de discos recopilatorios de lo peor del año? Los Reyes Magos nunca se han caracterizado por su originalidad -si exceptuamos el recordado episodio de la mirra-, así que quizá convenga sugerirles ideas como éstas, que harán las delicias del niño y el mayor más raritos:
Otohime: es un producto japonés. De hecho, sólo podía ser un producto japonés. Se trata de un estético aparato que se coloca en el baño y emite un sonido similar al de la cadena del váter, con vistas a solapar otros ruiditos indeseables pero irreprimibles. Bueno, ya saben a qué nos referimos, ¿no?, no disimulen. Según Popgadget, el Otohime se ve mucho en establecimientos públicos nipones, pero sólo en los WC de señoras. ¿Alguna explicación, lectoras?
Tofu con sabor a carne humana: la comida vegetariana suele ser tan aburrida que conviene enriquecerla con una pizquita de canibalismo. Los fabricantes de Hufu explican que el sabor y la textura son similares a los de la ternera, aunque su tofu resulta un poco más dulce y más blando, y lo venden como «la alternativa saludable a la carne humana». Si el brazuelo de misionero no es lo tuyo, parece que también fabrican sucedáneos de mamíferos en vías de extinción.
Pantuflas luminosas: es una lata salir apresurado de la cama, en medio de la noche, y tropezar con los mil obstáculos que hemos ido dejando al acostarnos. Unos faros en la parte delantera de las pantuflas solucionan el problema, según los precavidos chicos de Brightfeet. El regalo ideal para papás con problemas de próstata.
Bálsamo labial con sabor a Cheetos: ya vale de fresa, melón y esas asquerosidades frutales. Con este bálsamo labial de Lotta Luv, podrán mosquear en el cine al amigo Belategui, que olerá la chuchería pero no escuchará masticación. Para relamerse.