La ministra de Cultura debería haber dimitido anoche. No lo hizo, pero un ejercicio de dignidad debería llevarla a renunciar a su cargo de inmediato. Hoy mismo.

No es el momento ni el lugar de entrar en un análisis detallado, pero a primera vista me parece que hay razones suficientes para la renuncia.

1) Casi lo único que ha hecho desde que es ministra ha sido preparar la normativa sobre descargas en Internet. No creo que nadie recuerde otra iniciativa relevante en ámbitos relativos a las Letras, las artes escénicas, los museos o la música. Si el único proyecto en el que ha trabajado fracasa con estrépito, lo que procede es irse.

2) Ha sido incapaz de negociar la norma, de manera que no solo ha carecido de apoyos en el Congreso, sino que buena parte de la sociedad civil se ha manifestado rotundamente en contra.

3) La ministra pretendía defender los derechos de autor, algo muy loable. Pero el resultado ha sido exactamente el contrario. Hoy, tras su fracaso, quienes tienen por misión velar por esos derechos tienen menos prestigio y van a hallar aún más dificultades para hacer su trabajo. Es lo que tiene lanzar un órdago y perderlo. Luego todo es más difícil.

4) La norma, a juicio de muchos especialistas, bordeaba peligrosamente la inconstitucionalidad. Y resultaba muy injusto que una web pudiera ser cerrada en cuatro días, tras un procedimiento de urgencia casi supersónico, mientras pleitos que afectan a muchos miles de españoles se demoran hasta la desesperación en los juzgados. Eso debería haberlo tenido en cuenta un ministro. Se supone que está en ese cargo para contemplar todas las circunstancias que rodean cuanto es de su competencia.

5) Su imagen ha resultado tan dañada que es imposible que a partir de ahora ponga nada en marcha que no esté lastrado por ese daño.

Conclusión: Ángeles González Sinde debería dimitir inmediatamente. Es ya, en esta situación, el último servicio que puede prestar al Gobierno. El último y el único.

P. S. Leo que hace unos minutos un periodista ha preguntado en un acto público a la ministra si pensaba dimitir y esta ha contestado, en tono airado. “Yo no. ¿Y usted?” ¿Por qué debería dimitir el periodista? ¿Por preguntar algo que tantos nos estamos preguntando? González Sinde está empeorando su situación por momentos. Si ella no renuncia, el presidente del Gobierno debería cesarla antes de que siga haciendo destrozos.