Larry King se ha despedido y así termina una época de la televisión estadounidense y me temo que mundial. Una etapa en la que la televisión generalista hacía entrevistas interesantes sin buscar cada medio minuto la gracieta del presentador o el entrevistado, ni primando el espectáculo sobre el contenido. Antes que King se despidieron otros grandes del medio. Periodistas y presentadores veteranos, autores de numerosos programas antológicos, capaces de convocar a su estudio a los personajes más relevantes del mundo, de la política al cine o el deporte.
No digo que King fuera el entrevistador más duro ni más profundo. Pero sí era una persona capaz de promover una conversación inteligente con entrevistados merecedores de sus preguntas. Todo parece indicar que ese tiempo se ha acabado. El espectáculo puro, el grito, la frivolidad, la exageración buscada tienen hoy más audiencia y como en aquella vieja película, Network, eso es lo que manda.
Larry, te echaremos en falta y no precisamente por los tirantes.