Malas noticias. El director de orquesta italiano Claudio Abbado ha suspendido los conciertos previstos para la semana próxima, que iban a suponer su regreso a La Scala de Milán, 24 años después. Abbado ha tenido que ser hospitalizado después de haber ofrecido tres conciertos en Berlín. La versión oficial es que debe someterse a tratamientos intensivos cada cierto tiempo, para estabilizar el cáncer de estómago que le fue diagnosticado hace ya una década.

Una curiosidad es que el maestro había pedido como remuneración por su trabajo que se sembraran 90.000 árboles en Milán. Un gesto hermoso para un viejo izquierdista que en los setenta dio conciertos en fábricas junto a su amigo el pianista Maurizio Pollini.

A Abbado la música le ha dado fuerzas para sobrevivir. No lo he visto en directo desde hace mucho tiempo, pero las imágenes de TV en las que se ve con una delgadez extrema y un gesto de dolor no son especialmente tranquilizadoras. Y estoy seguro de que tenía muchas ganas de volver a su ciudad, en un serie de conciertos que quizá él contemplaba como la despedida de sus paisanos, porque dada su enfermedad cada vez dirige menos y con frecuencia lo hace fuera del circuito convencional. Por eso, la suspensión me parece una mala noticia. Confiemos en que el maestro vuelva a tomar la batuta.

P.S. Les dejo un vídeo bastante antiguo, pero prefiero usar esta imagen de un Abbado en plena forma y viviendo un gran éxito con la Filarmónica de Viena. Es el preludio de Lohengrin de Wagner. Pocas músicas son tan hermosas.