Mañana se cumplen 30 años de la muerte de Hitchcock, ese director que nunca recibió el Oscar y cuyas películas vemos una y otra vez porque -al menos las más importantes- no han envejecido en absoluto. Y porque son verdaderas obras maestras con guiones ajustados al máximo, una planificación que roza la perfección si no la alcanza y unas interpretaciones que con frecuencia son las mejores de esos actores.

Entiendo poco de cine, aunque me gusta mucho. Hubo un tiempo, ya lejano, en el que veía una media de cuatro o cinco películas por semana, varias de ellas del cine clásico. Luego, las circunstancias de la vida y un rechazo visceral a los filmes que son una mera exhibición de efectos especiales con guiones risibles me han ido alejando de las salas, de forma que ahora veo sólo algunas películas que me interesan y con frecuencia meses o años después de su estreno. También reviso periódicamente algunos títulos. Entre ellos siempre hay filmes de Hitchcock. Los he visto una y otra vez (algunos más de media docena de ocasiones) y sigo sin poder separar la vista de la pantalla cada vez que pongo alguno.

No sé si alguna cadena de TV tendrá el detalle de programar mañana algo de Hitchcock. Dada su sensibilidad hacia el cine que no sea de hace tres o cuatro años y no tenga mucho movimiento (aunque estrictamente no pase nada), imagino que no. Así que les aconsejo que consigan una y se den un festín. Seguro que, aunque la hayan visto, van a disfrutar.

P.S. Y, hablando de planificación, qué me dicen de esta célebre escena…