Creo que en la crítica a la propuesta de buscar cuentos no sexistas para la escuela se les ha ido la mano a ciertos columnistas. Buscar cuentos no sexistas no significa vetar los cuentos clásicos, como han dicho algunos. Es decir, que Blancanieves o Cenicienta no van a desaparecer de las librerías.
Dicho lo cual, me parece que juzgar el pasado y sus productos culturales (literatura, pintura, escultura…) con criterios de hoy encierra un enorme peligro. Porque evitar cuentos con imágenes sexistas -ojo, que cuando fueron escritos no hacían otra cosa más que reflejar la realidad de su tiempo- puede ser solo el primer paso. El segundo podría ser evitar que en los libros de texto aparezcan los cuadros o las esculturas que reproducen esas mismas imágenes sexistas y eso significaría empezar a eludir la mitad del arte occidental, por lo menos. Y luego llegaríamos a la literatura y nos veríamos obligados a dejar de leer un porcentaje altísimo de las grandes obras de todos los tiempos.
La bola puede seguir rodando y afectar a otros ámbitos. Por ejemplo: podríamos empezar a rechazar aquellas novelas en las que se maltrate a animales con naturalidad, otras en las que se afee a un homosexual por serlo, o en las que se ensalce la pura virilidad, o ciertos textos en los que las personas de raza negra son sometidas a esclavitud sin que nadie se escandalice por ello… y así no terminaríamos. Bueno, no es cierto. Terminaríamos… con la cultura.
Pregunto, y ya sé que es ingenuo preguntar, pero no puedo evitar hacerlo. Soy periodista. ¿No sería mejor dejar en paz a los clásicos y explicar con todo detalle en las aulas que el sexismo debe ser rechazado, como el racismo, la xenofobia, la homofobia y otros comportamientos que hoy nos parecen moralmente deleznables pero que en otro tiempo fueron asumidos como normales?
Pensar que el sexismo va a desaparecer porque los niños no lean Blancanieves es una simpleza semejante a considerar que mejora la visibilidad de las mujeres diciendo “ciudadanas y ciudadanos”, “niñas y niños” o “abogadas y abogados”.