La Universidad Carlos III de Madrid ha firmado un acuerdo con una serie de instituciones culturales (los museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen, el Teatro Real, el Instituto Cervantes y el Círculo de Bellas Artes) para crear el Pasaporte Cultural. Este documento permite asistir y participar en actividades culturales que serán consideradas formación académica con valor en el currículum de los estudiantes, dentro del nuevo modelo de Universidad puesto en marcha por Bolonia.

A mí esto me parece hacer política cultural y política universitaria de las buenas. Porque lo que resulta una broma que los estudiantes reciban créditos por ir al gimnasio -ojo, que está muy bien y no seré yo quien diga lo contrario, pero eso no mejora su preparación intelectual- y en cambio quien sigue un riguroso itinerario de formación cultural asistiendo a exposiciones, conciertos y conferencias, no tenga reconocimiento alguno. Sí, ya sé que me dirán que su formación será superior, pero creo que eso también merece disponer de un papel que lo ponga con claridad.

A veces, leyendo noticias como esta, me da por pensar que las cosas no siempre se hacen mal.