J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, ha sido acusada de plagio por los herederos de un escritor llamado Adrian Jacobs. Dicen éstos que Rowling le copió la idea de un concurso de magos y el hecho de que los concursantes viajen en tren.
Partiendo de la base de que ni he leído el libro de Rowling ni el de Jacobs, me parece que es muy poca materia para una acusación de plagio. Es algo así como si alguien demandara a García Márquez por El amor en los tiempos del cólera bajo el argumento de que ya había historias anteriores de parejas que se rompen por la oposición paterna de uno de los novios. Sería cierto. No hay una sino miles de historias así. ¿Concursos de magos? ¿Viajes en tren? No sé si hay mucha literatura sobre concursos de magos pero desde luego hay miles de libros en los que los personajes viajan en tren.
Total, que un escándalo para nada. Porque luego se dan por ahí cientos, si no miles, de plagios de los de verdad. De los de coger un texto y copiar varias páginas hasta en las comas, sin citar. Y esos plagios abundan más en los ensayos que en la narrativa. Eso sí es una verdadera vergüenza intelectual. Lo de los herederos de Jacobs parece un berrinche porque su mago tuvo menos éxito que el de Rowling.