Y el apocalipsis no tuvo lugar. Han pasado diez años desde aquel día en que vivimos con el corazón encogido por la posibilidad de que el efecto 2000 ocasionara alguna catástrofe. Con el paso de las horas, a medida que más países entraban en el año nuevo y no sucedía nada, respiramos con alivio. Una amenaza global más, que suele convertirse en otro negocio global (por suerte, hay que añadir; peor sería que fuera un drama real).
De nuevo es Nochevieja y si echamos la vista al tiempo transcurrido desde aquel 31 de diciembre de 1999 corremos el riesgo de que nos afecte el vértigo. Cuántas imágenes impactantes vistas estos años (y, en general, para mal): el 11-S, el 11-M, los bombardeos sobre Irak, bombas más próximas, muertes de gentes famosas y de gentes queridas aunque no fueran famosas… También ha habido noticias felices, con seguridad más en el ámbito privado que en el público.
No quiero amargarles el día. En absoluto. Sólo quiero desearles feliz año 2010 y que sea un poco mejor, al menos un poco mejor, que el 2009 que se va. Y se lo deseo a todos con música. Con un vals, aunque no sea uno de los que sonarán en Viena mañana. Es el Vals Nº 2 de la Suite de Jazz Nº 2 de Shostakovich. No me digan que no lo conocen porque no es cierto. Seguro que han visto la película Eyes wide shut. Pues es la música que pone el personaje de Tom Cruise mientras él y el encarnado por Nicole Kidman se visten para acudir a una fiesta, al comienzo del filme.
Sean felices.