Ha llegado la hora del premio Cervantes. El lunes próximo, a primera hora de la tarde, se anunciará el nombre de quien el día 23 de abril de 2010, en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, recogerá el más alto galardón establecido para escritores en español.
Ya saben ustedes que hay una ley no escrita según la cual un año lo gana un español y al siguiente un latinoamericano. Si esa ley se cumple, esta vez toca latinoamericano. ¿Favoritos? A esta hora, después de rastrear aquí y allá, los nombres que suenan son los mismos que hace un par de años. Se ha caído Mario Benedetti, claro, que el pobre se murió sin un premio que creo que se tenía más que merecido. Así que pienso que dos candidatos bien colocados son Elena Poniatowska y Tomás Eloy Martínez. La primera tiene a su favor, además, que el Cervantes sólo se ha entregado en dos ocasiones a mujeres, y hace 17 años de la última vez (Dulce María Loynaz). Dado que en estos grandes premios siempre se trabaja, de una o de otra manera, con cuotas, Martínez tiene también en contra que es argentino y nada menos que cuatro escritores de esa nacionalidad lo han ganado (frente a tres mexicanos, por ejemplo), el último de ellos Juan Gelman, hace sólo dos años. ¿Poniatowska favorita? Puede serlo, aunque es una escritora que suscita grandes entusiasmos y que en cambio hay críticos a los que no gusta nada. Tampoco conviene descartar a Bryce Echenique, aunque sus últimas polémicas (y decisiones judiciales) sobre plagios no le benefician.
¿Y si fuera español? Pues ahí están nombres que en los últimos años han sonado: Juan Goytisolo, Ana María Matute, Carlos Bousoño, José Luis Sampedro…