Todos hemos desbarrado alguna vez. En el fragor de la batalla de un debate, de una pugna dialéctica con alguien, todos hemos exagerado, hemos hecho demagogia o simplemente hemos terminado defendiendo una postura que a sangre fría, horas después, no compartimos.
Algo de eso ha debido pasarle a Ángela Vallvey y Juan Manuel de Prada, que ayer participaron en Granada en un curso sobre periodismo cultural en Latinoamérica y dijeron algunas cosas que son, por lo menos, discutibles.
Una de las más llamativas es que denunciaron el periodismo cultural está vinculado a la cultura de masas. Claro. Evidente. El periodismo en sí mismo es cultura de masas. Los periódicos de información general no son revistas académicas de esas que publican críticas de 1.000 líneas acerca de libros minoritarios. Los periódicos se dirigen a mucha gente y les informan de las novedades que pueden interesar a las mayorías (entendiendo como tal a las mayorías dentro de quienes leen). A veces ayudan a descubrir pequeñas joyas o sugieren lecturas distintas, pero no es esa su función primordial. Hay otros vehículos para ello.
Vallvey aseguró que no es muy optimista porque aquí nunca ha habido grandes masas de lectores ni de periodismo cultural. Es difícil saber si fue antes el huevo o la gallina. ¿Se hace poco periodismo cultural porque no hay gran demanda o no hay gran demanda porque se hace poco periodismo cultural? Me parece que la respuesta debería ser algo más sofisticada que la suya.
Tampoco entiendo muy bien a Juan Manuel de Prada. Es cierto que se editan libros muy interesantes que pasan inadvertidos. Pero, ¿cómo no va a suceder en un país en el que se publican cada año 70.000 títulos? Lo sorprendente sería lo contrario. Además, eso ha ocurrido siempre, aquí y en cualquier otro sitio. ¿O hay que recordar nombres de autores que cuando murieron tenían unos pocos centenares de lectores y hoy son clásicos indiscutibles?
Y desde luego no creo que los medios traten a los lectores como si fueran lelos. Hay en sus palabras incluso una contradicción cuando habla de García Márquez. Dice que la biografía de Gerald Martin es un bodrio (la he leído, creo que le sobran algunas páginas, pero de bodrio, nada; dudo seriamente de que Prada se la haya leído), que la vida del colombiano no tiene ningún interés y que como escritor es bastante pelmazo. ¿Pelmazo García Márquez? Estoy seguro de que lo dijo para provocar porque si no fuera así significaría que Prada estaba llamando (él sí) lelos a los millones de lectores que se lanzan a por cada uno de sus textos (los de GGM) en cuanto llegan a las librerías. Lo dicho, ayer no era su día.