Es el debate de moda en el mundo educativo. ¿Deben las escuelas primar a los alumnos para que no falten a clase? Primarlos con dinero en efectivo o con fondos para hacer excursiones al finalizar el curso, por ejemplo.
Lo voy a plantear de forma más cruda y con otros ejemplos: ¿hay que primar a los jóvenes (o a los mayores) para que lean libros, se formen, conozcan cuatro cosas de la alta cultura? ¿O simplemente hay que dejarles claro que leer, formarse, conocer, será bueno para su carrera profesional y para su persona y que luego hagan lo que quieran? Un famoso escritor, célebre por la radicalidad de muchos de sus planteamientos, me dijo un día que hay que poner a disposición de los hijos libros, música, cine, museos… Si quieren entrar en ese mundo, darles todas las facilidades para que lo hagan. Y si no quieren, pues peor para ellos. Y a otra cosa.
Yo dudo bastante de la eficacia de esas medidas. Tampoco creo que haya que galardonar a la gente por el simple hecho de que cumple con su obligación sin más. Siempre he criticado que a jugadores de fútbol con fichas astronómicas haya que primarlos para que ganen partidos. Como si la ficha fuera sólo por saltar al campo. Pues lo mismo pasa con la escuela y la cultura: ¿de qué sirve que un estudiante vaya a clase sólo por cobrar? ¿O que lea a Shakespeare únicamente porque le reporta un dinero? Fuera, en la vida real, las cosas no funcionan así. Salvo en el fútbol, claro, donde ganan una pasta que roza la inmoralidad y encima hay que estimularlos para que metan goles. Ese el monstruo social que estamos creando.