No me refiero al ganador, claro, sino a quienes apostaron de manera harto sospechosa en los dos últimos días por Herta Müller, una escritora semidesconocida fuera de Alemania y Rumanía, que fue finalmente la ganadora. Y el año pasado sucedió lo mismo con Le Clézio.
Conozco bastante bien la secuencia de los hechos porque desde finales de septiembre he consultado casi todos los días la página de Ladbrokes para ver cómo iban las apuestas. Pues bien, hacia el día 25 de septiembre Müller cotizaba a 50 a 1 y estaba muy atrás en la lista. Oz encabezaba las apuestas, con 5 a 1 y el estadounidense Roth (los dos favoritos más claros, según informaba un importante diario sueco 24 horas antes de conocerse el fallo), 7 a 1.
El pasado martes y en cosa de pocas horas, Müller escaló posiciones y ya estaba entre los cinco primeros. Al cierre de las apuestas, cotizaba 3 a 1, empatando con Oz.
¿De dónde salen las filtraciones y quién se beneficia de ellas? Algo huele a podrido un poco más al norte de Dinamarca.