Ha muerto Joaquín Ruiz-Giménez, un político e intelectual que, saliendo del núcleo duro del franquismo en los años cuarenta, empezó a marcar distancias en los cincuenta -cesó como ministro de Educación por un enfrentamiento con los sectores más duros del Ejército- y terminó por organizar la oposición al régimen. Ruiz-Giménez fue uno de los fundadores de la Plataforma de Convergencia Democrática que junto a la Junta Democrática desembocó en la platajunta sin la que es imposible explicar la Transición. Creó la revista Cuadernos para el Diálogo, una de esas publicaciones que figuran en letras de oro en la historia del periodismo español.
Coincidí algunas veces con él en un contexto relativamente informal. Él era uno de los miembros del patronato que regía el colegio mayor de Madrid en el que yo residí en mi etapa universitaria y aparecía de vez en cuando por allí. Eran los años agitados de la Transición, él tenía ya más de 60 y siempre me pareció una persona muy seria. Hablaba de forma pausada, escuchaba mucho y argumentaba muy bien. Se notaban sus años de catedrático de Derecho y su experiencia política.
Creo que le costaba entender a los universitarios de aquel tiempo, pero pienso que tenía tendencia a ponerse de nuestra parte en los pequeños conflictos que siempre se daban (y seguro que se siguen dando) en un colectivo de esa edad y entre ese colectivo y la dirección. Estoy convencido de que la política de estos últimos años no le merecía la mejor opinión