Días atrás he leído algunas entrevistas con P.D. James a propósito de su última novela, Muerte en la clínica privada. Última en el doble sentido de que acaba de publicarla y de que no volverá a escribir más. P.D. James tiene 89 años y ha publicado una veintena de novelas, casi todas ellas de suspense y en su gran mayoría protagonizadas por un detective poeta llamado Adam Dalgliesh.
Entrevisté a P.D. James en 2001. Me sorprendió su enorme agilidad, tanto física como mental, y la seriedad con la que se tomaba su trabajo, entendiendo como tal también la promoción de sus libros. Recuerdo haber comentado con alguien que me encantaría llegar a su edad y en su estado. Me reafirmo en aquel deseo, viendo su aspecto y su lucidez ahora que está cerca de ser una nonagenaria.
Las novelas de P.D. James no son alta literatura, ni ella lo pretende. Pero creo que debemos valorar la dignidad de su trabajo, el retrato de caracteres, la aproximación a la realidad social de su tiempo y su capacidad para introducirnos en unas tramas bien elaboradas y sin cabos sueltos.