De la mano del policía Kostas Jaritos los lectores hemos seguido la evolución de la gravísima crisis económica que sufrió Grecia en la pasada década y ahora estamos conociendo cómo golpeó la pandemia en ese país. En la última entrega de su serie sobre el célebre policía, Petros Márkaris cuenta cómo algunos nonagenarios se suicidan dejando cartas en las que se quejan amargamente por el rumbo que ha tomado la sociedad griega, articulada por unos valores que ni entienden ni comparten. Y será Jaritos quien deba investigar si existe realmente una conjura con un cerebro que guía los pasos de los ancianos, incluso quien los empuja a quitarse la vida.
De forma paralela, los furgones donde se trasladan los lotes de vacunas hasta los centros médicos comienzan a ser objeto de asaltos. Y hasta mueren de forma violenta algunos científicos que han defendido la vacunación. En esta parte de la investigación, Jaritos ha de tratar de entender los argumentos de los antivacunas y de médicos y enfermeros que, no siéndolo, prefirieron no protegerse por temor a los efectos secundarios.
Con todo ello, Márkaris sigue haciendo un retrato amplio y descarnado de la sociedad griega de hoy. Una sociedad empobrecida por la crisis y en parte adormecida. Como es habitual en sus novelas, la trama no es lo más importante. Es ese retrato, son esos diálogos familiares y esa poco complaciente visión sobre la realidad y el futuro a corto plazo de Grecia lo que más importa.
(Publicado en elcorreo.com)