Su nombre es José Paredes. Un juez chileno lo ha procesado como uno de los autores de los 44 disparos que terminaron con la vida del cantautor chileno Víctor Jara, poco después del golpe del 11 de septiembre de 1973. Antes de morir, Jara había sido torturado y le habían cortado las manos.
No voy a comentar la atrocidad. Pero sí me llama la atención que Paredes tenía en aquel momento 18 años. Sólo 18 años. Qué bien arraiga el fanatismo a esa edad.