La carrera musical de Nino Rota fue extraordinaria: compositor de música para el cine y las salas de concierto y profesor, su legado se agiganta con el paso de los años. No todas las películas en las que trabajó fueron extraordinarias, pero un puñado de ellas alcanzaron esa categoría, y todas sus bandas sonoras contribuyeron a que subieran un peldaño más en cuanto a calidad.

No sé si la banda sonora más célebre de Rota es la de El padrino. Puede que sí. A mí me gustan tanto o más las de Amarcord, La Strada y Romeo y Julieta. Sin olvidar esta que les propongo para este fin de semana: la de El Gatopardo, para la que escribió un vals de cara a la escena más larga del filme (creo recordar que se extiende durante bastante más de media hora), que es la de la fiesta ya al final de la historia. Rota acude a la tradición, la pasa por el filtro de la cultura mediterránea y el resultado es de una enorme belleza. Así, la historia del príncipe de Salina surgida de la imaginación de Lampedusa, goza en su plasmación cinematográfica de muchos ingredientes para que el resultado sea inolvidable. Un Visconti inspiradísimo y unos intérpretes en estado de gracia lo hacen posible. Y Nino Rota lo envuelve todo con su música.