La ABAO ha programado para este mes cinco funciones (eran cuatro, pero la limitación de aforos por la pandemia obliga a ello) de esta ópera de Mozart que se estrenó apenas tres meses antes de su muerte. Su escritura transcurrió de forma paralela a la de La flauta mágica y el Réquiem. Estamos ante una obra de encargo, que aborda un tema que seguramente no interesó mucho al compositor, pero lo aceptó porque le pagaban muy bien y necesitaba el dinero. Recuerden que, tras haber obtenido grandes éxitos en Viena, luego cayó en desgracia ante la corte y eso hizo que no pocas de las academias que organizó en los últimos años fueran ruinosas.
La clemenza di Tito no es La flauta mágica ni Don Giovanni ni Così fan tutte. Pero Mozart siempre es grande, incluso en las obras que no figuran entre lo mejor de su catálogo. Aquí muestra su prodigioso dominio de la técnica y también se permite algunos experimentos en cuanto al tratamiento musical de los personajes. Si tienen la oportunidad de escucharla en las funciones de la ABAO (solo si son socios, al disponer únicamente de 4.000 localidades frente a las 8.500 habituales no podrán ponerse entradas a la venta en taquilla), no se la pierdan. Si no, aquí queda su aria más célebre, en una interpretación de Magdalena Kozená en versión de concierto. Disfruten.