Hoy justamente se cumplen cien años de la muerte de Camille Saint-Saëns. Estamos ante un compositor muy querido en Francia, algo menos conocido e interpretado por aquí. Probablemente, el carácter conservador de su música ha ayudado poco a hacer que esta tenga una difusión mayor.
Saint-Saëns fue una persona de múltiples saberes y aficiones. Se interesó (y dominó) por campos como las matemáticas, la filosofía, la arqueología, la botánica, la entomología y el dibujo. Fue un estupendo pianista y organista y disfrutó mucho en numerosos viajes en una época en la que no era tan extraño moverse por el mundo pero aún resultaba largo y hasta cierto punto penoso hacerlo. Aunque su catálogo es muy grande, apenas si se interpretan habitualmente un puñado de sus obras: alguna sinfonía, varios de sus conciertos para piano y violín, El Carnaval de los animales, la ópera Sansón y Dalila… y no mucho más.
Tenía Saint-Saëns una gran facilidad para la melodía y dejó muestras notables de ello. A mí me gusta especialmente el arranque del Concierto para piano Nº 2, seguramente el más famoso de los suyos. Esa obra ya la he traído aquí en otra ocasión, así que para este aniversario he pensado en el último de sus conciertos pianísticos, escrito durante un viaje a Egipto y subtitulado así, Egipcio. En él se encuentran melodías típicas de Oriente próximo, pero también se perciben algunas de influencia más bien española. Muy poco interpretado por aquí, es sin embargo una pieza notable, quizá no tan bella como el Nº 2, pero se le acerca.
Disfruten.