Aparcó al personaje de Valentina Redondo, la teniente de la Guardia Civil que protagonizó sus tres primeras novelas, para abordar la historia de El bosque de los cuatro vientos, pero regresa con ella. María Oruña coloca de nuevo a Redondo en el centro de su relato, para obligarla a llevar la investigación de un caso que parece imposible.

El punto de arranque es el siguiente: durante una breve travesía en una preciosa goleta restaurada, la presidenta del Club de Tenis de Santander es asesinada en su camarote. El problema es que todos los invitados a esa travesía estaban el salón y, una vez ha entrado la mujer en el camarote, nadie más ha abierto esa puerta –cerrada por dentro– hasta que un grito alerta de que algo sucede. Además, enseguida comprueban que nadie ha podido entrar ni salir por la escotilla y que no existe puerta falsa alguna en el buque. Por si fuera poco, la mujer ha sido apuñalada pero no se encuentra el arma homicida.

Una Valentina Redondo que no se encuentra en su mejor momento personal debe resolver un caso en el que todos los invitados parecen tener motivos, al menos leves, para odiar a la víctima, pero ninguno de ellos ha tenido la oportunidad de matarla. ¿Qué ha sucedido, entonces? Oruña homenajea a los clásicos del género en este relato de ‘habitación cerrada’, con varias referencias muy claras a Agatha Christie.

Los aficionados al género tienen ante sí un reto de notable dimensión. ¿Son capaces de imaginar qué ha ocurrido en ese camarote?

(Publicado en elcorreo.com)