Muchos lectores recordarán a Beatriz Montañez, la parte seria de ‘El Intermedio’; la que daba los titulares de las noticias para que El Gran Wyoming hiciera la sátira. Sabíamos entonces que había estudiado en EE UU, que tenía una formación muy amplia y que además cantaba y bailaba con soltura. De aquel programa pasó a otro con menos humor, y de allí… al silencio. Supimos después que fue guionista de un documental premiado con el Goya. Y ahora nos enteramos de que desde hace cinco años vive sola en una casa en el monte, a 400 kilómetros de Madrid, adonde solo regresa una vez cada seis meses para estar con amigos y familia, ir al teatro y algún restaurante y regresar con rapidez a su refugio.

Niadela es el diario de su primer año en una casa abandonada durante mucho tiempo, sin electricidad ni agua corriente (ni, por supuesto, TV, Wifi ni nada de eso). Montañez hizo reparaciones básicas, aprendió a convivir con todo tipo de bichos, a lidiar con sus miedos y con la soledad y fue descubriendo la flora local. En el libro llama por su nombre a árboles, arbustos y flores, lo mismo que a numerosas especies animales, algunas muy hermosas y otras tan molestas como avispas, arañas, ratones, insectos de todo tipo y alimañas varias.

Durante este tiempo ha estado enferma, se ha cortado un dedo, ha tenido fiebre alta, ha sufrido arañazos en todo su cuerpo al intentar atravesar un riachuelo y en algún momento ha confundido los sueños y la realidad. También ha terminado la relación con su pareja –quien iba a verla algunos fines de semana– y se ha reafirmado en la importancia de mirar hacia dentro de uno mismo para entender el sentido de la vida.

(Publicado en elcorreo.com)