Haydn cuenta en su catálogo con algunas obras falsamente atribuidas o sobre las que durante tiempo hubo bastantes dudas en cuanto a su autenticidad. Este Concierto para violonchelo y orquesta Nº 2 que hoy les propongo es una de ellas. Porque, aunque hoy ya queden pocas o ninguna reserva acerca de que lo escribió el compositor austriaco, durante mucho tiempo se habló de la posibilidad de que lo hubiese escrito el violonchelista principal de la Orquesta del Palacio Ezterhazy, a cuyo frente estaba el propio Haydn, un tal Anton Kraft. Incluso había quien creía ver la influencia de Mozart en la obra, lo que se atribuía a que, al parecer, Kraft había sido alumno del salzburgués.

Todo eso está casi olvidado. El concierto es de Haydn, se trata de una obra magnífica y está en el repertorio de todos los grandes violonchelistas desde hace más de un siglo. Estamos ante una partitura de 1783, es decir, en el centro mismo del período clásico. Y eso se nota en la escritura. El lenguaje barroco ya no se encuentra aquí (Bach había muerto solo 33 años antes pero parecía que había transcurrido un siglo tal era la rapidez que había adquirido la evolución del lenguaje musical) y el romanticismo aún parece lejano. En los ocho años de vida que le quedan, Mozart parecerá apuntar algo de ese futuro estilo, pero habrá que esperar algo más a que Beethoven le abra la puerta. Clasicismo en estado puro, por tanto. Disfruten con esta versión del gran Rostropovich.