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Finaliza el año y siempre se aprovecha esta circunstancia para hacer balance. En este caso,
balance cultural. Yo suelo escribir de literatura y música, así que voy a contar lo que más me ha gustado de cuanto he podido conocer este año.
En literatura, la verdad es que no empecé muy bien. Mi tiempo, como el de todos, es limitado, así que leo lo que aparece de los autores que me gustan y, en cuanto a los que no conozco, aquello que me recomiendan las personas de cuyo criterio me fío. Lo cierto es que en el primer semestre no recuerdo, así a bote pronto, haber leído ningún libro de esos que años después aún tienes grabados en la memoria.
Me gustaron, pero sin que los coloque en mi particular galería de inolvidables, los de
Cercas,
Marsé y
Eco. Este último me resultó desigual: junto a capítulos magníficos hallé otros -quizá porque me quedan lejanos en el tiempo y en el espacio esos elementos de cultura popular de los que habla de manera tan exhaustiva- bastante aburridos.
He tenido que esperar a estos últimos meses para encontrarme con lo mejor del año. Es ahora, recientemente, cuando he encadenado tres estupendos libros: ‘Las intermitencias de la muerte’ de
José Saramago; ‘La conjura contra América’, de
Philip Roth; y ‘Shalimar el payaso’, de
Salman Rushdie.
A
Saramago lo he encontrado más irónico que otras veces, con un humor socarrón y una gran capacidad para desdramatizar lo más dramático. Una fábula que a mí me ha parecido uno de sus mejores libros.
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Sigo a
Roth desde hace mucho. Exactamente, desde que a finales de los setenta, estando en la Universidad, leí ‘El nuevo periodismo’ de
Tom Wolfe, que en su primera página habla de él en términos muy elogiosos. Desde entonces creo que me he leído casi todo lo suyo. Y ‘La conjura contra América’ ratifica la magnífica opinión que este autor siempre me ha merecido. Algunos quizá recuerden que debuté en este blog situándolo entre los candidatos al Nobel, pero la Academia sueca no me hizo caso, como me temía.
Por último, ‘Shalimar el payaso’, de
Rushdie, me ha recordado en muchos momentos ‘Hijos de la medianoche’, una de las mejores novelas que he leído nunca.
Me quedan para más adelante varios libros a priori muy interesantes, como lo último de
Ishiguro o la monumental obra de
Pinilla (que dejaré para unas vacaciones, porque quiero leerla, o leerlas, de un tirón). El problema es que estoy seguro de que me he dejado cosas maravillosas por leer.
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En cuanto a
la música, tampoco he podido escuchar más allá de unas decenas de discos. Sólo citaré cuatro (el resto lo podéis ver en ‘Territorios’ este miércoles con más detalle):
el segundo volumen de ‘El clave bien temperado’ de Bach, con un
Barenboim insuperable; otro Bach, en este caso una reedición: las
Sonatas y partitas, con
Itzak Perlman al violín en una lectura romántica que no gustará a todos pero a mí me ha entusiasmado; la integral de
los conciertos para violín de Mozart, a cargo de
Anne-Sophie Mutter, que también dirige; y la poética lectura de la
‘Kreisleriana’ de Schumann, responsabilidad de
Joaquín Achúcarro.
¿Y
cuáles han sido los mejores libros y discos de los que han disfrutado los lectores de este blog?