Hace algo más de año y medio, Pedro Ontoso publicó Con la Biblia y la parabellum, un libro en el que analizaba el papel de la Iglesia (de un cierto sector de la misma, en realidad) en ETA, tanto en su fundación como luego durante muchos años de actividad de la esa organización terrorista. Ahora llega, como una continuación que tiene plena lógica, este ETA, yo te absuelvo, que centra el foco en el Proceso de Burgos, celebrado hace ahora medio siglo.
De nuevo, la Iglesia está en el eje de su estudio. Una Iglesia que consiguió que el juicio fuera a puerta abierta –lo que de alguna manera aumentaba las garantías de los procesados– y que presionó para que se conmutaran las penas de muerte dictadas por el tribunal.
Pero, como dice Ontoso, en la Iglesia vasca había al menos dos sectores importantes: uno, el de quienes comprendían a los miembros de la banda porque consideraban justificada su lucha, aunque mirasen hacia otro lado ante unos métodos –la muerte, la amenaza, la extorsión, que crecieron en período democrático–, moralmente inasumibles desde cualquier punto de vista. Otro, el de quienes, rechazando todo lo anterior, callaron por no distanciarse de muchos de sus feligreses o por no parecer traidores a un pueblo. Hubo que esperar bastante a que las voces de estos últimos pudieran oírse con claridad –aunque es de justicia recordar que algunos, pocos, nunca se callaron– rechazando a ETA.
En un tiempo en el que la generación más joven empieza a mostrar interés por lo sucedido en Euskadi durante medio siglo –no hay más que ver el interés suscitado por series, tanto de ficción como documentales sobre el asunto–, libros como este son necesarios. Porque hace falta recordar la responsabilidad, por acción y por omisión, de todos. Por mucho contacto directo con Dios que tuvieran, o creyeran tener.
(Publicado en elcorreo.com)