Tikhon Khrennikov es más conocido por su capacidad de supervivencia que por su música. ¿Capacidad de supervivencia? Sí, creo que estamos ante alguien que debería figurar en el libro de los récords. Porque Khrennikov fue elevado al cargo de secretario general de la Unión de Compositores Soviéticos en 1948 por el más bien siniestro dirigente del partido Andréi Zhdanov (a quien el dios de los estalinistas tenga en su gloria) y continuó en el mismo hasta la desaparición de la URSS, en 1991. El número de dirigentes culturales y de todo tipo que en la URSS cayeron de sus puestos con estruendo es incalculable. Mientras, él siguió ahí, al frente de los compositores. Lo colocaron en esa secretaría porque se suponía que era un músico opuesto a las veleidades vanguardistas que mostraban de vez en cuando Shostakovich, Prokofiev y algunos más. Cuando ya había desaparecido la Unión Soviética, todavía defendía a Stalin (llegó a decir que era alguien que encajaba bien las críticas) y calificaba a Gorbachov de traidor.

Siempre he defendido que es preciso separar al creador de su obra, porque de lo contrario nos perderíamos una enorme cantidad de obras maestras. Y una cosa es que no fuéramos a tomarnos unas cañas con quienes las hicieron y otra que no aprendamos, nos emocionemos o disfrutemos de su belleza. Así que les traigo hoy aquí el Concierto para piano y orquesta Nº 2 de Khrennikov. Que, por supuesto no está a la altura de los de Shostakovich, Prokofiev o Khachaturian, pero bien merece que lo escuchemos con atención, porque tiene carácter. Disfruten de la música y olviden quién la compuso.