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César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: ‘En el nombre del hijo’ de Donna Leon

en-el-nombre-del-hijoEn las novelas de Donna Leon no suele haber crímenes en serie ni excesivas truculencias. Todo transcurre a ritmo lento, como el fluir de las aguas por los canales de Venecia, donde transcurre la acción de sus historias. En el nombre del hijo, la última entrega del comisario Brunetti, es otro ejemplo más de ello. Hay un solo crimen y se produce bien avanzada la novela, que mientras tanto ha ido discurriendo con morosidad y cuidado por los detalles.
Brunetti recibe un día un extraño encargo de su suegro, un aristócrata que parece conocer a todo el mundo en la capital de la antigua Serenísima República. Un amigo suyo, de origen español y que ha hecho una notable fortuna con el comercio de arte, quiere adoptar como hijo a un hombre a quien dobla la edad y con quien vive una relación asumida por todos aunque no demasiado aireada. El suegro de Brunetti le pide que indague si la adopción –contra la que están familiares y amigos del comerciante– se ha producido ya y qué efectos tendría sobre la posible herencia.
El comisario empieza a hacer algunas indagaciones a través de la signorina Elettra, esa secretaria de eficacia casi sobrehumana que le ayuda en su tarea. Pero Elettra está a punto de irse de vacaciones, y la investigación en archivos notariales y fiscales –en los márgenes mismos de la ley– se paraliza, como todo en el puesto de Policía cuando ella no trabaja. Mientras tanto, el comerciante muere de un derrame cerebral. Eso va a desencadenar algunas situaciones que requerirán de un trabajo mucho más intenso de Brunetti, que deberá averiguar, ahora sí con todas las bendiciones, todo lo posible sobre el gran beneficiario de esa muerte.
Donna Leon se mantiene fiel a su estilo en esta novela que sigue describiendo una Venecia apasionante –y por momentos vulgar, la corrupción y la ambición son iguales en todas partes–, que queda lejos de la imagen que observan los turistas. La esposa de Brunetti tiene poco papel y en este caso los hijos son solo sombras que cruzan algunas páginas. Y ahí sigue Elettra, un personaje que merecería protagonizar una novela.

 

(Publicado en elcorreo.com)